Hirschbräu Doppel-Hirsch

Botella 50 cl. 7.2 % alc. Estilo : Lager Doppel bock

De color oscuro con matices rojizos. Espuma beige cremosa y duradera. Aromas y sabores maltosos dulces. Carbonatación media con un final seco y cálido.

Cervecera con más de 350 años de historia .

Para ser una cerveza Doppel, esta Doppelhirsch destaca por su toque maltoso y su increíble aroma a cerezas . Tiene un ligero amargor a la vez que un agradable dulzor que hace que tenga un equilibrio perfecto en el paladar.

La Cerveza Hirschbrau Doppel Hirsch 50cl. caja de 20 botellas es una versión realmente maltosa de una doppelbock oscura o dunkel. El 75% de las maltas que intervienen en su elaboración son maltas tostadas. Es el producto de una cervecera con más de 350 años de historia vinculados a la familia Hoss. Der Hirschbrau es una cervecera ganadora de premios nacionales e internacionales, especialmente en este estilo y de gran prestigio entre aficionados.

Descripción

Hirschbräu Doppelhirsch: la fuerza de una leyenda bávara

En el corazón del Allgäu, donde los Alpes acarician los prados de Baviera, hay una cervecería que lleva más de tres siglos y medio perfeccionando el arte del equilibrio entre potencia y elegancia.
Su nombre es Hirschbräu, y su creación más emblemática, la Doppelhirsch, es una cerveza que no solo se bebe: se recuerda.

El nombre significa literalmente “el ciervo doble”, y en él habita una leyenda tan antigua como la familia que la elabora.
Se dice que, en los bosques del sur de Alemania, existía un ciervo mítico con dos astas cruzadas, símbolo de fuerza, nobleza y dualidad. Esa imagen inspira cada sorbo de esta Doppelbock, una cerveza que combina el alma del invierno bávaro con la calidez de una fogata tras la caza.

Hirschbräu Doppelhirsch es, en esencia, la cerveza del equilibrio perfecto: poderosa pero refinada, densa pero sedosa, tradicional pero viva.

Nota de Cata del Explorador: el poder del ciervo doble

Su aspecto caoba oscuro con destellos cobrizos anticipa lo que vendrá: una cerveza profunda, casi meditativa.
La espuma, densa y cremosa, corona la copa como nieve recién caída sobre un bosque en calma.

En nariz, la maltosidad se despliega en capas: caramelo tostado, pan negro, frutos secos y un susurro de frutas oscuras —cerezas maduras, higos, ciruelas— que invitan a un primer trago lento y consciente.
Al paladar llega con cuerpo pleno y textura aterciopelada. La dulzura inicial, marcada por el caramelo y las maltas tostadas, se equilibra con un ligero amargor herbal procedente del lúpulo de Tettnang, variedad clásica de Baviera.

Cada sorbo deja una estela de pan, cacao y madera noble, con un final cálido y redondo, como un vino fortificado que invita a la conversación.
Esta es una cerveza que no grita: habla con autoridad.

La leyenda del “Doppelhirsch”

Pocas cervezas pueden presumir de tener una historia tan simbólica.
El ciervo doble no es un adorno ni una curiosidad: es el emblema de la dualidad que define a esta Doppelbock.

Por un lado, representa la fuerza del invierno y la intensidad de las maltas tostadas.
Por otro, encarna la gracia y la armonía de una receta equilibrada, nacida del respeto por la tradición.

La familia Höß, que lleva diez generaciones al frente de la cervecería Der Hirschbräu, conserva esa historia como parte de su identidad. Cada botella de Doppelhirsch es una ofrenda a ese legado, una mezcla de orgullo familiar y devoción por el oficio.

No es casual que en la etiqueta figuren dos ciervos entrelazados: son el reflejo de dos fuerzas en perfecto equilibrio —la del sabor intenso y la de la suavidad cervecera—.
Esa es la esencia del Doppelhirsch: la fuerza domada por la elegancia.

Tradición y pureza: el alma de Baviera en una copa

El secreto de esta cerveza está en su honestidad alemana.
Elaborada bajo la estricta Ley de Pureza Alemana de 1516 (Reinheitsgebot), la Doppelhirsch contiene únicamente agua de pozo propio, cebada de Baviera, lúpulo de Tettnang y levadura. Nada más.
Esa sencillez de ingredientes, combinada con siglos de experiencia, da lugar a una complejidad sorprendente.

El proceso emplea más de un 75% de maltas tostadas, lo que otorga su color oscuro y su perfil cálido y profundo.
Cada lote se elabora en la localidad de Sonthofen, una pequeña joya alpina donde el aire es puro y el ritmo sigue marcado por las estaciones.

Allí, en un entorno donde la cerveza se vive como una parte de la cultura, la Doppelhirsch representa el orgullo bávaro elevado a arte.

Y ese arte ha sido reconocido: en la World Beer Cup 2012, considerada la olimpiada mundial de la cerveza, obtuvo la medalla de oro en su categoría.
Un logro que consagra no solo una receta, sino una forma de entender la cerveza como patrimonio cultural.

Maridaje San Galo: para noches de fuego lento

Una cerveza tan robusta y compleja pide compañía a la altura.
En Cervezas San Galo, la recomendamos para esos momentos de calma donde el tiempo se detiene y el calor del hogar acompaña el ritual.

Disfrútala con:

Carnes estofadas o asadas, especialmente de caza o ternera.

Platos bávaros tradicionales, como codillo o goulash.

Quesos curados o ahumados, que equilibran su dulzor maltoso.

Postres de chocolate oscuro o frutas confitadas, donde la Doppelhirsch despliega todo su poder sensorial.

Servida entre 10 y 12°C, revela matices que recuerdan al caramelo quemado, al pan de centeno y al licor de cereza.
Una experiencia ideal para el invierno, para brindar tras un logro o simplemente para cerrar el día con un momento de calma profunda.

La fuerza de una herencia viva

Cada botella de Hirschbräu Doppelhirsch es una declaración de principios.
No busca seguir tendencias ni reinventar estilos: los perfecciona.
Es el resultado de más de 350 años de maestría cervecera, mantenida por la familia Höß con una convicción inquebrantable:
que una buena cerveza debe hablar del lugar de donde viene.

En Cervezas San Galo compartimos esa visión.
Creemos que detrás de cada etiqueta hay una historia, y pocas historias son tan coherentes y nobles como la de Doppelhirsch: una cerveza que une lo mítico con lo tangible, lo ancestral con lo contemporáneo.

Cuando levantas su copa, no solo degustas una Doppelbock:
participas en una tradición que ha resistido siglos, inviernos y modas.
Y en ese primer sorbo, entiendes por qué el ciervo doble no es solo un símbolo:
es una promesa cumplida.